Mis Comienzos en el Arte del Tatuaje: Una Máquina Casera, un Sueño
En 1998, cuando decidí adentrarme en el mundo del tatuaje, me enfrenté a un gran reto: construir mi propia máquina de tatuar. Con recursos limitados, pero una gran dosis de ingenio y determinación, logré crear una herramienta que hoy en día representa el inicio de mi viaje en este arte tan apasionante.
La Construcción de Mi Primera Máquina de Tatuar
La fabricación de esa máquina fue una auténtica aventura. Pasé horas rebuscando piezas que pudieran cumplir con las funciones básicas y, con la ayuda de cinta adhesiva, logré ensamblarlas en una estructura funcional. Era rudimentaria, sí, pero fue el primer paso para empezar a practicar, a experimentar y a explorar el mundo de la tinta en la piel.
Primeras Experiencias y Aprendizajes en el Arte del Tatuaje
Mis primeros tatuajes con esa máquina casera fueron un proceso de aprendizaje constante. Cada línea trazada me enseñaba a mejorar la técnica, a entender mejor las herramientas y a encontrar mi propio estilo. Fue un camino lleno de esfuerzo, pero también de pasión y creatividad, que me ayudó a forjar la base de lo que hoy es mi vida como tatuador.
Un Recuerdo de Mis Inicios
Ahora, miro esa máquina como una reliquia de mis comienzos, un símbolo de todo el esfuerzo y la dedicación que me han llevado hasta donde estoy hoy. Es un recordatorio constante de que, en el tatuaje, como en la vida, todo gran viaje comienza con un primer paso, aunque sea con una máquina hecha en casa.
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